La sangre pasa del cuerpo a la máquina de hemodiálisis en una línea tubular, impulsada mediante una bomba que la impulsa hacia un filtro y una sustancia de características similares a la sangre, llamada solución de diálisis para realizar la limpieza y todo esto es conocido como “riñón artificial”.
Por tratarse de una terapia intermitente, el proceso de filtración sanguínea extra-corporal dura entre 4 horas de promedio, exigiendo que el paciente acuda la unidad de tratamiento por lo menos dos o tres veces por semana.
En el intervalo entre sesiones de hemodiálisis, el paciente puede realizar sus funciones normales de trabajo, estudio, etc. pero, como las toxinas se van acumulando en el cuerpo, es necesario tener una mayor restricción alimenticia y un control en la ingesta de agua y sal.